
Casas adaptadas para silla de ruedas: soluciones prácticas para un hogar accesible

Las personas mayores de 65 años pasan más del 80% de su tiempo en casa, lo que demuestra la importancia del entorno doméstico para la salud y el bienestar de los mayores.
Las discapacidades relacionadas con la edad pueden provocar dificultades funcionales en las tareas cotidianas y hacer que el entorno doméstico se convierta en una carga.
El Marco de Políticas para el Envejecimiento Activo de la Organización Mundial de la Salud destaca que las barreras en el entorno físico son de especial interés, sugiriendo que los entornos físicos «amigables con la edad» promueven la independencia y pueden prevenir más enfermedades o discapacidades.
Así pues, la vivienda y la salud están inextricablemente unidas y el estado de las viviendas de las personas mayores tiene importantes implicaciones para su salud.
Una adaptación de la vivienda se define como «cualquier alteración permanente realizada en un edificio con el objetivo de hacerlo más adecuado para una persona discapacitada».
Cada día más discapacitados y personas mayores en la medida de sus capacidades, están eligiendo «envejecer en su hogar». Optan por quedarse en sus casas adaptadas en lugar de mudarse a lugares alternativos de retiro como residencias de la tercera edad para ancianos.
Pero eso a menudo significa que estas personas con algún tipo de minusvalía o dependencia, deben de adaptar sus viviendas para discapacitados, mediante el empleo de una serie de ayudas técnicas que permiten modificar su hogar, de forma que el mismo ya no constituye un peligro para su seguridad y salud cuando sus capacidades físicas cambian.
En estados Unidos y en menor medida en Europa y España, un nuevo campo profesional ha surgido para abordar esta necesidad: el Certified Aging-in-Place Specialist (CAPS).
Es un programa en el que las personas certificadas, evalúan las casas para identificar y recomendar modificaciones, cuyo objetivo fundamental consiste en prevenir lesiones por caídas y otros riesgos.
«Un tercio de los ancianos de 65 años o más se caen cada año.»
Los factores ambientales conducen a cerca de la mitad de todas las caídas que ocurren en el hogar.
Las adaptaciones de la vivienda se han identificado como una importante intervención ambiental y de prevención para los adultos mayores, que puede mejorar la salud y la calidad de vida.
Otro tipo de medidas tales como barandillas de escaleras y rampas, o hacer obras en la casa para adaptarla al uso de la silla de ruedas.
Además de los peligros de tropezar y la mala iluminación, estos factores incluyen la falta de modificaciones necesarias, con mención especial al las reformas para conseguir un cuarto de baño adaptado.

Una «adaptación del baño» suele implicar la eliminación de la bañera y su sustitución por una ducha accesible «a nivel», mamparas especiales para minusválidos, barras para agarrarse al baño, inodoro más alto…
Las adaptaciones para el baño pueden restaurar la capacidad de un adulto mayor para bañarse de forma independiente, o permitir que un cuidador le ayude a bañarse.
Se ha demostrado que la aparición de la discapacidad para bañarse es un acontecimiento especialmente importante para los adultos mayores, a menudo seguido rápidamente por la discapacidad para realizar otras actividades cotidianas, e incluso actúa como punto de alerta para los ingresos en residencias de ancianos.
Por lo tanto, puede representar un momento oportuno para intervenir con el fin de prevenir o retrasar una mayor discapacidad.
Las adaptaciones para el baño mejoran el estado de salud percibido y la calidad de vida de los adultos mayores, evitan un mayor deterioro funcional y reducen el uso de otros recursos de atención sanitaria y social.
Las modificaciones en el hogar ayudan a las personas mayores a mantener su calidad de vida.
A menudo previenen lesiones que conducen a la pérdida de la independencia y a la admisión temprana en una residencia de ancianos, centro de vida asistida y de cuidados a largo plazo.
Los siguientes son ejemplos de modificaciones comúnmente recomendadas:
Al modificar una vivienda para un anciano, persona mayor, minusválido o discapacitado, no debemos olvidar la importancia de una buena iluminación.
Las personas de la tercera edad necesitan de dos a tres veces más luz para poder ver tan bien como las personas más jóvenes.
Una buena iluminación, en forma de luz natural, proporciona a las personas mayores seguridad y otras ventajas:
¿Te preguntas cómo hemos ayudado a otras familias? Lee sus experiencias y únete a quienes ya confían en nosotros.
¿Necesitas ayuda para cuidar a tus seres queridos? Contacta con nosotros y descubre cómo podemos facilitar tu día a día.